Lisboa, 8 de abril (EFE).- La construcción de un "triángulo estratégico" formado por África, América Latina y Europa es una hipótesis que ya defienden expertos y dirigentes regionales y que, de hacerse realidad, permitiría a la UE contrarrestar la creciente influencia de China.
Exministros, diplomáticos, responsables de organismos internacionales y empresarios se reunieron en Lisboa para debatir las posibilidades de intensificar las relaciones entre estos tres bloques, una alianza no exenta, sin embargo, de retos y dificultades.
Un estudio elaborado por la consultora Accenture en 2013 y cuya última actualización se presentó en este foro revela que el potencial del triángulo "debe estar basado no sólo en términos de vitalidad económica", sino también en cuestiones de índole social y cultural.
Razones de equilibrio demográfico, de búsqueda de recursos naturales y de proximidad cultural son, de acuerdo con este informe, las principales "ventajas competitivas" que proporcionaría esta alianza a las tres regiones, que juntas representan a cerca de 2.300 millones de personas y 133 países.
El documento subraya, no obstante, que el papel que ocuparía la UE en este triángulo "tiene que ser definido con mayor claridad", ya que, mientras se decide, "continúa perdiendo terreno respecto a Asia, tanto a nivel de comercio como de inversión".
La sombra de China es alargada en este escenario porque se ha convertido en el principal inversor directo en África y ha incrementado recientemente su presencia en Latinoamérica, mientras que en Europa el 70 % de las exportaciones es intracomunitario.
El foro, organizado por el Instituto portugués para la Promoción del Desarrollo de América Latina (IPDAL), reunió a representantes del MERCOSUR, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), la Alianza del Pacífico, la Unión Africana (UA), la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa (CPLP), la Comisión Europea o la Fundación UE-América Latina y Caribe (UE-LAC).
El triángulo entre dichos bloques es, según el vicepresidente del Real Instituto Elcano de España, Rafael Estrella, un "concepto geopolítico creado para ser instalado en el imaginario colectivo" que puede contribuir a medio y largo plazo en un refuerzo de las relaciones.
En declaraciones a Efe, Estrella recordó que fueron España y Portugal los que "colocaron en el radar" de la UE a Latinoamérica y hoy el Viejo Continente es su principal inversor.
"Con África, la UE no ha sabido actualizar esa relación paternalista y no ha sabido responder al dinamismo de su economía durante los últimos años", advirtió.
Como ejemplo de los beneficios de esta relación citó el abastecimiento, ya que se calcula que en 2035 los países "atlánticos" -agrupados en África, América y UE- producirán energía suficiente para cubrir cerca de la mitad de las necesidades mundiales.
La presidenta de la Fundación UE-LAC, Benita Ferrero-Waldner, hizo especial hincapié en dejar atrás los objetivos a corto plazo y mirar más allá e incidió en la importancia de este tipo de uniones para temas como la seguridad y la lucha contra el narcotráfico.
El expresidente de Cabo Verde y enviado especial a Túnez por la UA en apoyo a su transición, Pedro Pires, ensalzó la pujanza de su continente, lo que, en su opinión, ha permitido un crecimiento de la clase media y una mejora de los sistemas educativos que hacen de él "un espacio económico atractivo", pero que sigue padeciendo un déficit de infraestructuras y desigualdad social.
Desde la Comisión Europea, su director general de Desarrollo y Cooperación, Fernando Frutuoso de Melo, estimó que el triángulo estratégico sólo tendrá futuro "si existe un apoyo más amplio" en el seno de la UE y "no se limita a ser una iniciativa de Portugal y España".
El estudio de Accenture destaca la mejora de los intercambios comerciales entre ambas regiones y la presencia de algunos de sus países en las listas de los que más verán incrementarse su PIB en 2014 como motivos para el optimismo.
Sin embargo, "el aumento de las exportaciones latinoamericanas a Asia" o el "excesivo entusiasmo" sobre el crecimiento económico en los dos bloques -"se espera que su contribución al crecimiento mundial siga representando menos de un 10 % en 2050"- son apuntados como datos a tener en cuenta sobre las posibilidades de construir un triángulo estratégico todavía en ciernes.