Moscú, 22 de septiembre de 2014 (EFECOM).- Rusia cifra grandes esperanzas en América Latina como fuente de reemplazo de las importaciones de alimentos europeos, prohibidas por Moscú en respuesta a la sanciones por la crisis ucraniana, pero algunos expertos advierten de que se trata de una opción no exenta de dificultades.
"El potencial agrícola de América Latina le permite en plazos relativamente cortos incrementar de manera considerable sus exportaciones a Rusia", dijo a Efe el catedrático del Universidad de Economía Plejánov, experto en comercio exterior, Piotr Yákovlev.
Argentina, Brasil, Chile y México son, entre otros, los países latinoamericanos que, según Yákovlev, tienen mayores posibilidades de incrementar sus ventas de alimentos a Rusia.
"Desde luego, los latinoamericanos tendrán que luchar por conquistar a los consumidores rusos con competidores que no se han sumado a las sanciones occidentales (contra Rusia)", advierte el economista.
Sin embargo, en opinión de Yákovlev, los países de América Latina cuentan con dos importantes ventajas, además de las condiciones climáticas: extensas superficies de tierras cultivables sin aprovechar y la existencia de empresas multinacionales regionales, como las multilatinas.
Según el economista ruso, estas empresas actúan exitosamente fuera de los límites regionales, lo que les permite ofrecer sus productos a precios competitivos en diversos mercados.
En este sentido, destacó que los alimentos procedentes de América Latina hace mucho que dejaron de ser una novedad en Rusia y actualmente ya ocupan posiciones dominantes en el mercado ruso en determinados sectores, como el de carne de vacuno congelada (86%).
Yakóvlev destacó que los intentos de la Unión Europea de presionar a los países latinoamericanos a fin de que se abstengan de incrementar sus exportaciones de alimentos a Rusia no han dado resultado, como lo demuestra la disposición de los productores de aumentar los suministros.
"En el plano estratégico, el eje de la cooperación económico-comercial entre América Latina y Rusia podría ser la creación de zonas de libre comercio, en particular entre los grupos de integración latinoamericanos y la Unión Eurasiática (que además de Rusia, integran Bielorrusia y Kazajistán)", agregó.
La prohibición de las importaciones de alimentos de los países que han adoptado sanciones contra Rusia por la crisis de Ucrania tiene un impacto desigual en el mercado ruso.
El presidente de la Unión Cárnica de Rusia, Musheg Mamikoyán, considera que el veto a las importaciones de carne procedentes de la Unión Europea no es relevante para el país.
"En los últimos años Rusia ha desarrollado su producción propia. Las importaciones de carne han disminuido y pronto se podrá prescindir de ellas", dijo a Efe Mamikoyán, quien señaló que en 2015 Rusia importará hasta 1,1 millones de toneladas de carne, la mitad de lo que compró en el exterior en 2013.
El embargo a las importaciones desde los países europeos ha tenido mayor repercusión.
"Toda la parte europea de Rusia, hasta los Urales, recibía suministros de salmón noruego, que serán suplidos parcialmente con salmón chileno", señala el director ejecutivo de la Asociación Rusa de Productoras y Comercializadoras de Pescado, Alexéi Arónov.
Agregó que en 2013 Rusia importó desde Noruega 134.000 toneladas de salmón, un volumen que, en su opinión, difícilmente podrán suplir los productores chilenos.
"Para las empresas chilenas también es un problema aumentar considerablemente la producción: el incremento de la población de salmones en las piscifactorías puede llevar aparejada la aparición de enfermedades", advirtió.
Según Arónov, el mayor problema de los suministros de pescado provenientes de América Latina es el tiempo que se emplea en el transporte, que "puede ser un mes o incluso dos".
"Desde Noruega el pescado nos llegaba en pocos días. Por eso desde Chile se importa congelado, y desde Noruega enfriado", explicó.