Ciudad de México, 11 de diciembre de 2014.- Cada vez existen más evidencias que señalan que una parte sustantiva de la innovación tiene lugar en empresas industriales del sector privado. Siendo la innovación una herramienta fundamental de aliento a la productividad y al crecimiento económico, el gobierno israelí estableció hace dos décadas la Oficina del Científico Principal, cuyo objetivo es mantener y fortalecer la posición líder de la industria de alta tecnología para hacer frente a la creciente competencia y conectar, a su vez, grandes segmentos de la economía a este motor de crecimiento.
Como resultado, la excelencia israelí en ciencia y tecnología se refleja —entre otros— en la inversión del sector privado en Investigación y Desarrollo (I&D), así como en el número de patentes registradas anualmente por un millón de ciudadanos. Los datos más recientes, de 2012, muestran que Israel se encuentra en el primer lugar mundial en cuanto a la innovación y a la inversión privada en I&D (3.9% del PIB), y en el quinto lugar en número de patentes.
Para mejorar aún más los servicios brindados por la Oficina del Científico Principal, el septiembre pasado el gobierno decidió establecer la Autoridad Nacional de Innovación Tecnológica, que funcionará como el brazo ejecutivo de dicha oficina. El propósito es simplificar los procedimientos y proveer de manera rápida y efectiva con las herramientas necesarias para que la industria de la alta tecnología mejore sus capacidades. Mientras tanto, la oficina sigue jugando un papel importante.
La semana pasada visitó México el director general de dicha oficina, para firmar —junto con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt)— un Acuerdo de Cooperación en Investigación y Desarrollo en el Sector Industrial. El acuerdo tiene como objetivo apoyar al sector privado de ambos países al interconectar y colaborar en proyectos de I&D, cuyos frutos podrán concretizarse en patentes (esto es, derechos de propiedad intelectual) y en la generación de nuevos puestos laborales. El apoyo se ofrecerá a través del financiamiento conjunto —1.7 millones de euros de cada parte, provenientes de recursos gubernamentales— que se proporcionará a unos 10−20 proyectos, los cuales serán elegidos por un mecanismo común israelí−mexicano (los detalles y condiciones se darán a conocer en algunos meses, una vez que el acuerdo quede ratificado). Además, el acuerdo permitirá el intercambio de buenas prácticas. Los campos señalados como prioritarios son el agua y su tratamiento; la desertificación y la cibernética.
Israel ya tiene alrededor de 70 acuerdos de este tipo firmados con países, regiones y aun ciudades de gran importancia económica. Alrededor de 25% del presupuesto de la Oficina del Científico Principal está destinado a cumplir con los acuerdos. En América Latina nuestros socios son Brasil, Uruguay y Argentina.
El acuerdo firmado con México promete ser de suma importancia para las relaciones con el Continente Latinoamericano, dado el peso y la importancia de México. Además, el acuerdo se añade a una infraestructura legal, que incluye también al Tratado de Libre Comercio y al Acuerdo en Temas de Agua. Dicha infraestructura está llamada a fomentar los lazos económicos bilaterales al reflejar y alentar el verdadero potencial que existe entre los dos países.