La Habana, 5 de diciembre de 2014 (PL).- Un taller regional para la reducción de riesgo de desastres en el Caribe, que sesionó ayer en esta capital, identificó las posibles áreas de cooperación en esa materia entre Cuba, Haití y República Dominicana.
Entre los tópicos están el fortalecimiento de capacidades del proceso de reducción de desastres, asistencia humanitaria y coordinaciones logísticas, y resilencia comunitaria, fundamentalmente vinculada a la seguridad alimentaria y nutricional, explicó Miguel Ángel Puig, consultor del Programa Mundial de Alimentos (PMA) en Cuba.
Varios grupos técnicos trabajan en las propuestas, las cuales serán llevadas a una especie de plan de acción, que debe ser validado por cada gobierno y luego integradas en un proyecto de cooperación tripartito.
Esos tres países, así como otras naciones del Caribe, tienen un entorno geográfico similar y un nivel de exposición a los mismos eventos de desastres, como terremotos, huracanes, sequías y enfermedades, así como a las consecuencias del cambio climático.
Son países insulares expuestos también a la sobreelevación del nivel de mar a consecuencia del calentamiento global, pero difieren en el nivel de vulnerabilidades y en el sistema de manejo del riesgo de desastre, señaló el experto de ese organismo de la ONU a Prensa Latina durante un receso en las sesiones del taller.
Puig aseveró que esa iniciativa surgió con la idea de que a partir de las similitudes y diferencias, dichos países analicen juntos qué se puede hacer para fortalecer la reducción del riesgo de desastre y la adaptación al cambio climático.
A pesar de que el PMA solo tiene presencia en Cuba, República Dominicana y Haití, comentó Puig, la idea es que los resultados del taller sean extrapolados a todas las naciones caribeñas, e incluso Latinoamérica, en el marco de la cooperación sur-sur.
El encuentro, patrocinado por el Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas, cuenta con la participación además de representantes de la Asociación de Estados del Caribe, la Agencia de Manejo de Emergencias de Desastres del Caribe y la Federación Internacional de la Cruz Roja.
Con presencia en Cuba desde 1963, cuando ocurrió el paso del devastador ciclón Flora, el PMA -que un inicio solo realizó operaciones de emergencia- está enfrascado en convertirse en una agencia que favorece la reducción del riesgo de desastre, agregó Puig.
En su plan estratégico hasta el 2017, acotó, esa entidad de la ONU se plantea una serie de trabajos vinculados con la resilencia, la prevención y el fortalecimiento de la seguridad alimentaria y nutricional de los países vulnerables.