Introducción

La contaminación plástica es uno de los desafíos ambientales que requieren ser abordados con la mayor urgencia. Desde 2019, a través del informe del Observatorio de Salud y Medio Ambiente[1], se indicó que cada año se vierten a los océanos, aproximadamente, 8 millones de toneladas métricas de plástico, lo que equivale a un camión cada minuto. También, se señaló que, de mantenerse esta tendencia, para 2025 habrá más plástico que peces en el mar y que, para 2050, podría haber más de 12.000 millones de toneladas métricas de desechos plásticos en la Tierra.

Aproximadamente, el mundo produce unos 430 millones de toneladas de plástico al año, dos tercios de las cuales se utilizan durante un corto período de tiempo. Cada día, más de 2.000 camiones llenos de residuos plásticos se vierten a nuestros océanos, ríos y lagos y se prevé que la contaminación plástica se triplicará para 2060 lo que, desde ya, requiere que se tomen medidas urgentes, las cuales, a su vez, hacen imperativo realizar cambios profundos en nuestra relación con el plástico.

Por otra parte, según la UNCTAD estima que se comercializan[2] 1.2 trillones de dólares al año, las exportaciones mundiales de plásticos o productos fabricados con plástico han duplicado su valor desde 2005, superando el hito del billón de dólares en 2018 y alcanzando casi 1,2 billones de dólares en 2021. El crecimiento en volumen ha sido ligeramente más lento, pero siguió una trayectoria similar: de 218 millones de toneladas métricas en 2005 a 369 millones en 2021. Este aumento de la presencia de plásticos en el comercio mundial incluye productos fabricados con plástico, como muchos juguetes para niños, productos con componentes de plástico, como aparatos electrónicos y productos envueltos en plástico (desde muebles de oficina hasta DVD y snacks). También incluye las materias primas utilizadas para fabricar plásticos (principalmente combustibles fósiles) y los desechos que se envían al extranjero y que contienen plástico, como los teléfonos inteligentes desechados. Según estimaciones de la ONU , aproximadamente el 75% de todo el plástico producido desde 1950 se ha convertido en desechos, por lo que un aumento del comercio de plástico podría indicar una marea creciente de plástico en nuestros océanos.

En el artículo Perspectivas sobre el tratamiento del plástico sostenible: un cambio de una economía lineal a una circular[3], se indica que el aumento de desechos plásticos en el medio ambiente se ha convertido en un importante desafío contemporáneo, lo que genera una creciente preocupación sobre sus posibles efectos adversos. De la amplia gama de plásticos existentes en la actualidad, casi el 80% termina como desecho. En ausencia de un tratamiento razonable, estos plásticos desechados pueden contribuir a una contaminación significativa de los entornos acuáticos y terrestres.

El articulo también indica que los plásticos son la fracción más dañina y persistente de los desechos marinos, representando, por lo menos, el 85% del total de tales desechos. Los contenedores de plástico son la mayor fuente (36%) de producción de plástico. Sólo alrededor del 9% de los residuos de este material se reciclan después de las pérdidas. Esto significa que, incluso si se toman todas las medidas adecuadas, el plástico sigue representando una amenaza.

Es importante resaltar que para el caso de Latinoamérica y el Caribe y en base a las cifras aportadas por la UNCTAD[4], el comercio de plásticos vírgenes es superior al comercio de plásticos de desecho, también muestra cuánto exportó la región al mundo (33 mil millones de dólares en 2022) y recibió del mundo (102 mil millones de dólares en 2022). Por lo cual se puede decir que Latinoamérica y el Caribe es un importador neto de plásticos (polímeros y productos plásticos intermedios)

Tal como lo plantea el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), un enfoque basado en el ciclo de vida del plástico puede ayudar a identificar todos los posibles efectos de los productos y servicios de este material y sus alternativas (efectos en el clima, en la naturaleza, en la salud, en el empleo, en la economía, etc.) en cada etapa de la cadena de valor.

Si de verdad queremos abordar las causas fundamentales de la contaminación por plásticos, debemos abordar todas las fases del ciclo de vida, incluso químicos y aditivos, y reducir la contaminación y el desperdicio en cada una de ellas.

[1] https://2841087.fs1.hubspotusercontent-na1.net/hubfs/2841087/DKV-%20IC%20Ebook%20/IC%20-%20Ebook%20-%20Contaminacion%20por%20plasticos/DKV-Ebook-Observatorio-pla%CC%81stico.pdf

(https://dkv.es/corporativo/observatorio-contaminacion-por-plasticos-2019)

[2] https://unctad.org/data-visualization/global-plastics-trade-reached-nearly-1.2-trillion-2021

[3] https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0165993624001134#bib1

[4] https://unctadstat.unctad.org/datacentre/dataviewer/US.PlasticsTradebyPartner

Antecedentes

En marzo de 2022, en la 5ta. sesión de la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, los Estados miembros, en atención a las graves consecuencias experimentadas a nivel mundial en el ámbito ambiental, social y económico, abordaron la problemática ambiental de la contaminación plástica, incluido el medio marino. Como resultado de ello, se produjo la Resolución 5/14[1], mediante la cual se acordó construir el primer instrumento global para reducir y frenar la contaminación por plástico a nivel mundial, que incluya, además, al ecosistema marino, sobre la base de un enfoque integral que aborde todo el ciclo de vida del plástico. Esta resolución ofrece una oportunidad para establecer medidas globales integrales y movilizar los recursos necesarios para impulsar el cambio sistémico en toda la cadena de valor de los plásticos en el mundo.

Sin embargo, antes de la mencionada resolución de la UNEA en el año 2022, ya en 2020 la Organización Mundial del Comercio, había iniciado el Diálogo sobre la Contaminación Plástica[2]. Como una manera de explorar cómo la OMC podría contribuir a los esfuerzos para reducir la contaminación por plásticos y promover la transición hacia un comercio de plásticos ambientalmente más sostenible.

Un aspecto resaltante entre los múltiples mandatos y objetivos planteados en la citada resolución (Resolución 5/14), es que la misma contempla que el tratamiento de la contaminación por plásticos sea abordado integralmente, es decir, que no solo aborde este problema cuando los plásticos se convierten en residuos, sino que también se ataque la problemática desde la extracción y la transformación de las materias primas hasta su diseño, fabricación, distribución, uso y eliminación.

Para tal fin, se dispuso la creación de un órgano de negociación para redactar el texto, el Comité Intergubernamental de Negociación (INC, por sus siglas en inglés), conformado por los delegados de los Estados miembros. Para julio de 2024 se habían efectuado cuatro sesiones de las cinco propuestas, quedando pendiente la última sesión, la cual se efectuará en la ciudad de Busan, en Corea del Sur, en noviembre de 2024.

Aunque el objetivo principal del INC es abordar todo el ciclo de vida del plástico, garantizando la responsabilidad desde la fabricación hasta la eliminación, a través de las cuatro sesiones realizadas, el tema de la economía circular ha estado presente y se ha resaltado la importancia de impulsar el sistema económico con la visión de los principios de la economía circular. Al mismo tiempo, en 2023, el PNUMA publicó un informe titulado Cerrar el grifo: cómo el mundo puede poner fin a la contaminación por plásticos y crear una economía circular[3]”, ​​el cual propone un enfoque sistémico para combatir la contaminación plástica. Estos esfuerzos conjuntos representan un avance significativo en la lucha contra la contaminación plástica a nivel mundial por cuanto los beneficios de reducir la contaminación plástica se extienden más allá de un objetivo específico de la Agenda 2030, ya que este problema afecta varios aspectos de la vida en la Tierra.

En el informe Economía circular en América Latina y el Caribe: oportunidad para una recuperación transformadora[4], se destacó, que algunos países de América Latina y el Caribe han aprobado leyes y regulaciones para la fabricación, importación, venta, uso y eliminación de plásticos. Con estos mecanismos se avanza en la mejora de la gestión o el incremento de la tasa de recuperación o reciclaje posterior al consumo. Es importante recordar que el Caribe es el segundo mar más contaminado con plásticos en el mundo. Es por ello por lo que en la región existe una urgente necesidad de implementar acciones para reducir el consumo de los plásticos, en general, y, muy particularmente, el consumo de plásticos desechables (un solo uso) y erradicar el uso de microplásticos.

La UNCTAD indica que, la contaminación plástica puede implicar medidas[5] de control, pero también propone medidas positivas, como incentivos para alternativas plásticas y sustitutos no plásticos (metales, vidrio, arcilla, fibras naturales), que pueden promover otras oportunidades económicas, para lo cual se señala que es necesario considerar los pros y contras de cada opción de materiales, se destaca que en Latinoamérica y el Caribe existen oportunidades para el desarrollo de materiales no plásticos, especialmente a partir de excedentes de residuos agrícolas.

En el informe El comercio internacional y la economía circular en América Latina y el Caribe[6]” se señala que existe un vínculo intrínseco entre la economía circular y el comercio internacional que debe ser explorado con mayor profundidad. A partir del 1 de enero de 2018, la prohibición china a las importaciones de desechos plásticos no industriales ha tenido repercusiones ambientales en los países de origen y ha evidenciado que la economía circular no puede abordarse únicamente a nivel interno. Se llega a conclusiones similares analizando los potenciales impactos internacionales de las políticas circulares de la Unión Europea por lo cual se requiere analizar la economía circular desde un enfoque global para promoverla y escalarla.

La ciencia y la tecnología ejercen un papel fundamental en el desarrollo de una economía circular, a través del diseño de soluciones alternativas, tal como se plantea en el artículo Perspectivas sobre el tratamiento del plástico sostenible: un cambio de una economía lineal a una circular[7], en el cual se indica, que los plásticos deberían provenir de fuentes renovables o recicladas, un paradigma que contrasta marcadamente con la actual economía lineal de producción, uso y eliminación del plástico. Este modelo de economía lineal ignora numerosas preocupaciones ambientales, perpetuando el impacto ambiental adverso del uso y eliminación del plástico. Para ello, es imperativo integrar los principios de la economía circular en las prácticas actuales de gestión del plástico. Esta integración es fundamental para mitigar la contaminación plástica y sus consecuencias ambientales asociadas.

Los autores del mencionado artículo, indican que un objetivo de la economía circular debería ser aumentar la proporción de plástico sometido a reutilización o reciclaje y para lo cual se podrían considerar dos estrategias de reciclaje de plástico, a saber: 1) despolimerizar el plástico en monómeros o sustancias de moléculas pequeñas (por ejemplo, CO 2 o H2) y luego transformarlos en nuevos polímeros o productos químicos y 2) transformar directamente el plástico en productos químicos de alto valor.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en el informe  Monitoring trade in plastic waste and scrap,[8] destaca que, el volumen de exportación anual mundial de desechos y desechos plásticos disminuyó casi a la mitad (49%) en los últimos seis años, de alrededor de 12,4 millones de toneladas métricas (megatoneladas, Mt) en 2017 a 6,3 Mt en 2022.

La disminución fue ligeramente mayor entre 2021 y 2022, en comparación con los años 2020 y 2021. Los volúmenes de exportación globales disminuyeron un 4,9% entre 2021 y 2022 (6,7 Mt a 6,3 Mt), en comparación con una disminución del 1,9% entre 2020 y 2021 (6,8 Mt a 6,7 ​​Mt). La proporción del comercio entre los países miembros de la OCDE creció, especialmente el interregional.  Por ejemplo, el comercio entre Europa y América del Norte representa ahora una proporción mayor que las exportaciones de estas regiones a otras partes del mundo.

Para el caso de Latinoamérica y el Caribe, la UNCTAD a través de su base de datos nos muestra que para el año 2022 el comercio de plástico alcanzo la cifra de 4,6[9] Mt

En 2016, de todo el plástico destinado al reciclaje, la mitad (alrededor de 14,1 millones de toneladas, Tm) se exportó y alrededor de la mitad de esto (7,35 Tm) tuvo como destino a China[10]. Desde entonces, las prohibiciones de importación de plásticos de baja calidad por parte de ese país han cambiado la distribución geográfica de los receptores de residuos, pero aún demuestran el alcance global de los mercados de materiales secundarios, dejando de lado las preocupaciones ambientales y sociales relacionadas con los estándares de reciclaje y la seguridad de la eliminación en los flujos comerciales actuales de materiales.

El SELA, como organismo regional de cooperación para el desarrollo económico y social, conformado por 25 países de la región, tiene como uno de sus objetivos: “estimular la cooperación para la protección, conservación y mejoramiento del medio ambiente.” La economía circular procura proteger, conservar y mejorar el medio ambiente, además tiene el potencial de transformar nuestras economías para asegurar la sostenibilidad del desarrollo económico y social de la región.

América Latina y el Caribe cuenta con algunos avances en circularidad, sin embargo, aún no son suficientes los esfuerzos hechos hasta ahora, por lo que es necesario incrementar las herramientas y los recursos que faciliten a nuestros países avanzar hacia un modelo de economía circular.  Indudablemente, los efectos por la contaminación, producto de los desechos plásticos, aún se mantienen e incrementan. Desde la conceptualización de la economía circular se sientan las bases para avanzar y estimular todas aquellas acciones que contribuyan a la preservación del ambiente. Para ello, en el SELA ofrecemos este espacio para contribuir a los esfuerzos por consolidar posiciones ante el Comité Intergubernamental de Negociación con el firme propósito de alcanzar los mejores resultados para nuestra región.

[1]https://wedocs.unep.org/bitstream/handle/20.500.11822/39812/OEWG_PP_1_INF_1_UNEA%20resolution.pdf

[2] https://www.wto.org/english/news_e/news20_e/envir_17nov20_e.htm

[3] https://www.unep.org/es/resources/turning-off-tap-end-plastic-pollution-create-circular-economy

[4] C. de Miguel, K. Martínez, M. Pereira y M. Kohout (2021). Economía circular en América Latina y el Caribe: oportunidad para una recuperación transformadora. Documentos de Proyectos (LC/TS.2021/120). Santiago, Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

[5] https://unctad.org/system/files/non-official-document/ditc-ted-INC2-Paris-control-measures-2.pdf

[6] N. Mulder y M. Albaladejo (Coords.) (2020). El comercio internacional y la economía circular en América Latina y el Caribe. Serie Comercio Internacional, N° 159 (LC/TS.2020/174), Santiago, Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

[7] https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0165993624001134#bib1

[8] Park, B., et al. (2024), "Monitoring trade in plastic waste and scrap", OECD Environment Working Papers, No. 233, OECD Publishing, Paris, https://doi.org/10.1787/013bcfdd-en. Export options: EndNoteZoteroBibTeXRefWorksProciteImport into RefWorksMendeley

 

[9] https://unctadstat.unctad.org/datacentre/dataviewer/US.PlasticsTradebyPartner

[10] https://www.oecd.org/cfe/regionaldevelopment/Ekins-2019-Circular-Economy-What-Why-How-Where.pdf

 

Objetivos
  1. Explorar las contribuciones al tratado mundial de contaminación por plásticos desde la región latinoamericana en la ruta a la 5ta sesión del Comité Intergubernamental de Negociación (INC).
  2. Examinar la relevancia de la inclusión de la economía circular en el proceso de negociación como contribución al desarrollo sostenible y al proceso de recuperación económica de la región.
  3. Conocer los aportes desde la ciencia y tecnología para estimular buenas prácticas y mejoras en los procesos de diseño en economía circular.
  4. Identificar la relevancia del tratado INC y las implicaciones directas para Latinoameriaca y el Caribe y explorar el desarrollo de oportunidades económicas y comerciales a partir de la aplicación del INC. 
Información del evento

El Seminario es organizado por el Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (SELA) en colaboración con ONU Comercio y Desarrollo (UNCTAD)

Fecha: 03 de septiembre de 2024.
Hora: 11:00 – 13:00 (Hora Caracas | GMT-4)
Modalidad: El Seminario se efectuará de forma virtual.
Enlace de registro:   https://bit.ly/4dxhuNt
Idioma: Español, con traducción simultánea al inglés.

Contactos

Para información adicional contactar:

En el Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (SELA):

  • Gustavo Herrera Caballero, Coordinador del Área de Desarrollo Social
    Correo electrónico: gherrera@sela.org   
  • Menkar Valladares, Analista del Área de Desarrollo Social
    Correo electrónico: mvalladares@sela.org
Agenda

Horario

Actividad

Martes 03 de septiembre 2024

11:00 – 11:15 h

Inauguración del evento

  • Palabras del Secretario Permanente del SELA, Embajador Clarems Endara

11:15 – 11:30 h

Henrique Pacini, Oficial de asuntos económicos UNCTAD

11:30 – 11:45 h

Paula Pariz, Coordinadora Programática Fundación Avina

11:45 – 12:00 h

Marina Fernández, IBYME-CONICET-
Coalición de Científicos para el Tratado de Plásticos

12:00 – 12:15 h

Santiago López Jaramillo, Director para América Latina y el Caribe Consejo Internacional de Asociaciones de Bebidas ICBA, Coalición Empresarial por un Tratado de Plásticos

12:15 – 12:30 h

IAWP (International Alliance of Waste Pickers). Por confirmar

12:30 – 12:45 h

Comentarios finales