Vías humanitarias para personas centroamericanas: evaluando oportunidades para el futuro

Desde 2014, la salida de cientos de miles de personas de Centroamérica, principalmente de El Salvador, Guatemala y Honduras ha cambiado el rostro de la migración en toda la región. La mayoría de las personas que han salido de estos países, lo han hecho para buscar protección contra la violencia y amenazas de persecución que enfrentan en sus países. Para ello, han recurrido a los sistemas nacionales de asilo y refugio en la región, los cuales se encuentran cada día más saturados. En México, por ejemplo, entre 2015 y 2021, las solicitudes de refugio aumentaron 3,739 por ciento; y la gran mayoría de los solicitantes de refugio en México provinieron de los países del norte de  Centroamérica.

Hasta ahora, el proceso de reasentamiento de personas refugiadas—el cual facilita un viaje seguro a personas refugiadas en situaciones vulnerables desde un país receptor a un tercer país para recibir protección—ha sido un mecanismo utilizado de manera limitada para atender las necesidades de protección que existen en la región. Entre 2020 y 2021, alrededor de 1,100 personas refugiadas provenientes del norte de Centroamérica partieron hacia países de reasentamiento, según datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).