del Consejo Latinoamericano del SELA Octubre 1999.
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Discurso
del Excelentísimo señor Jorge Valero,
Viceministro
de Relaciones Exteriores de Venezuela
Distinguidos
representantes de los 28 Estados que conforman esta importante
Organización, distinguido Embajador y amigo, Carlos Moneta, Secretario
Permanente del SELA, para quien pido un reconocimiento por la labor
desplegada en el marco de estos cuatro años de gestión y con quien hemos
tenido la oportunidad de dialogar, buscando siempre caminos y espacios
comunes para la integración de América Latina y el Caribe. Desde el momento en el cual esta
gestión nueva de Venezuela comenzó a transitar ese arduo camino del
ejercicio de la función pública, hemos mantenido una especial relación de
intercambio intelectual, vamos a llamarlo de contrapunteo intelectual.
Señores,
señoras, excelentísimos Embajadores y representantes que asisten a esta
XXV Reunión Ordinaria del Consejo Latinoamericano. Hasta hace pocos años resultaba
impertinente para las corrientes dominantes en el pensamiento, invocar los
fueros de los países del sur y de los países en vía de desarrollo, tiempos
en los cuales se había hecho dominante el llamado pensamiento único y
tiempos en los cuales, reivindicar los fueros de la soberanía, levantar
propuestas en función de los países en vías de desarrollo, defender los
organismos mismos que
agrupaban a los países en vía de desarrollo, como el G15 o como los no
alineados, constituía una suerte de impertinencia conceptual. Porque reinaban entonces en los
círculos intelectuales del mundo y por consecuencia su eco en América
Latina y el Caribe, los predicamentos del pensamiento único, que con mucha
inteligencia lograra plasmar en un texto bastante discutido en los ámbitos
intelectuales del mundo, un filósofo norteamericano, aunque de origen
japonés, llamado Francis Fukuyama, en un libro que logró celebridad
llamado "El Fin de la Historia y El Ultimo Hombre". Tiempos en los cuales se había
derrumbado el mundo soviético y en los cuales aparecía en la escena, el
llamado mundo unipolar, tiempos en los cuales, levantar la defensa de los
países en vías de desarrollo, reivindicar la necesidad de defender los
precios de las materias primas, constituía una suerte de herejía frente al
pensamiento dominante.
Los
que hemos vivido ese período tan lleno de debates y tan llenos de
condicionamientos intelectuales, podemos recordar, y quien les habla
recuerda, una polémica respecto a los no alineados por ejemplo, cuando
había predicamentos según los cuales este derrumbe del mundo bipolar, hacía prácticamente
inviable la existencia de organismos que agruparan a los países del tercer
mundo, en este caso, los no alineados.
Y
por esta vía se llegaba la subestimación de los organismos que agrupan a
los países en vías de desarrollo,
como por ejemplo la OPEP.
Aquí mismo en estas latitudes se planteaba en nombre de una
supuesta preminencia absoluta de las leyes del mercado, que la OPEP no
tenía justificación y de que por esta vía, los países productores de
petróleo debían abrir de manera infinita las espitas de la producción
petrolera para que las leyes del mercado definieran las reglas de los
precios. Estoy hablando de un
tiempo en el cual defender el pensamiento latinoamericano y caribeño
resultaba también una impertinencia, se había hemogeneizado la cultura
universal, habían desaparecido las fronteras nacionales, era incluso
impertinente invocar la soberanía o la soberanía había desaparecido en el
marco de la globalización.
Tales tiempos afortunadamente están cediendo su paso a nuevos
tiempos del pensamiento y de la acción latinoamericana y caribeña, los
cuales lejos de resistirse y sucumbir ante las dinámicas internacionales
que quieren aplastar a los pueblos del tercer mundo, más bien por el
contrario, significan respuestas dinámicas que hacen florecer nuevos
espacios. En este caso, el
SELA es uno, muy importante de ellos.
La
globalización ciertamente es un fenómeno inevitable del cual no podemos
sustraernos por riesgos de quedar reducidos en la dinámica de la historia
universal. Pero hay diversos
modos de insertarse en ella, hay diferentes modos de participar en
ella. Desde nuestro punto de
vista, uno de los modos más adecuados para participar en ese proceso
inevitable de globalización, es hacerlo desde los marcos de la integración
de los pueblos. Estos, en
nuestra opinión, son fenómenos paralelos que marchan simultáneamente. La globalización por un lado, los
procesos de regionalización de integración de los espacios regionales en
los ámbitos económicos, políticos y culturales, por el otro. De lo contrario, no existirían hoy
con subrayada fuerza, instancias supraregionales, como la Unión Europea y
no existieran los procesos de integración en el Asia, Continente que
acabamos de visitar y en el cual hemos tenido la oportunidad de establecer
un diálogo fecundo con voceros autorizados de ese
mundo.
Para
nuestro Gobierno estos son procesos que deben marchar paralelamente, la
globalización, pero también la integración regional y en este caso
reivindicamos con mucha fuerza, la integración de los pueblos de América
Latina y el Caribe, porque sino es posible esta integración, las
capacidades y posibilidades de negociar con los bloques que se están
configurando y de participar en las negociaciones a escala global, serán
más difíciles y serán infructuosas.
Yo quiero entonces, en nombre del Señor Presidente de la
República, Hugo Chávez y del Canciller, José Vicente Rangel, quien debería
estar hoy aquí con ustedes, quiero entonces, saludar la realización de
este evento al cual auguramos éxitos, porque el éxito
del SELA es el éxito de América Latina y del Caribe.
Nosotros,
el Gobierno de Venezuela, estamos interesados en que en este marco de
organismos regionales que han surgido, el SELA tenga su espacio. Consideramos que al menos hay tres
espacios dentro de los cuales el SELA puede moverse. En primer lugar, el SELA puede
contribuir a refundar un pensamiento latinoamericano y caribeño, en el
ámbito de la reflexión intelectual.
Es necesario que haya una respuesta desde América Latina. Debemos examinar la globalización,
no desde las reflexiones que se hacen desde los centros internacionales,
sino la globalización desde el ámbito latinoamericano y caribeño. En segundo lugar, la reflexión
frente a estos retos que se le plantean hoy al mundo como por ejemplo, los
procesos de integración, como es la ronda del milenio.
En
tercer lugar, un esfuerzo que es también
pertinente hacer desde el ámbito del SELA, es el de la articulación de
esfuerzos por la integración latinoamericana y caribeña, papel en el cual
también, puede cumplir un papel destacado este
Organismo.
Yo
quiero distinguidos amigos y amigas, excelencias, manifestarles que el
Gobierno del Presidente Hugo Chávez, está comprometido con el SELA y
quiere que tenga un espacio para actuar en los próximos
años.
Reitero
la complacencia de que delegados representantes excelentes de todos los
países que integran esta Organización, hayan visitado los espacios vitales
del pueblo de Bolívar y a todos les auguro una feliz permanencia en
Venezuela y les deseo, que los debates que se lleven a cabo, sean
productivos y útiles.
Muchas
gracias.
Discurso
del Secretario Permanente del SELA
Embajador
Carlos J. Moneta
Señor Ministro
Encargado de Relaciones Exteriores de la República de Venezuela,
Señores Embajadores y
Representantes de los Estados Miembros del
SELA.
Damos hoy inicio a la
Etapa Preparatoria de la XXV Reunión Ordinaria del Consejo
Latinoamericano. Es ésta la
última Reunión en la cual me cabe participar en carácter de Secretario
Permanente del SELA. Por
ello, pienso que tras cuatro años de intensa actividad, más que una
presentación formal, que se realizará mediante el Informe Anual de la
Secretaría Permanente y del Programa de Trabajo, quizás sería, de mayor
utilidad efectuar unos breves comentarios de mi parte, señalando algunos
de los criterios y orientaciones que surgen de la experiencia que hemos
ganado en este período.
Estos años han sido
críticos para el SELA y difíciles para la región y para sus
organismos. A esta situación
general deben agregarse las secuelas que dejó el incendio que destruyera
totalmente las instalaciones de la Secretaría Permanente, casi dos años
atrás. Pese a ello, y sin
establecer incorrectos paralelismos, me atrevería a decir que nuestra
región ha logrado recuperarse rápidamente de la crisis financiera que la
afectara a partir de 1997 y que el SELA también ha superado la grave
situación que le tocó enfrentar, ambos con alto costo y esfuerzo.
En cuanto a América
Latina y el Caribe -y éste es uno de los temas centrales que vamos a
abordar en esta reunión- el desafío consiste en cómo prevenir y mejorar la
capacidad de defensa de la región frente a crisis que se hallan fuera de
su control. En el caso de la
Secretaría Permanente, se presenta un doble camino, una doble vía de
experiencias. Por una parte,
los aportes que felizmente la Secretaría pudo hacer con respecto al tema
de la crisis financiera internacional, en conjunción con la CEPAL y con
otras instituciones de la región, y por la otra, respecto a su propia
elaboración interna del proceso de reestructuración y modernización a
partir del incendio.
En el primer caso, el
de la Región, tendremos un Panel de Alto Nivel mañana por la tarde, donde
distinguidos especialistas y autoridades de organismos financieros de la
región van a poder considerar, desde diferentes ángulos de visión, cómo
América Latina y el Caribe pueden prepararse mejor para enfrentar ese tipo
de crisis. Esperamos los
debates que ustedes van a realizar a partir de esas presentaciones. En el Panel participan ALADI, el
FLAR, el SELA y la CEPAL. Lo
que demuestra la intención por parte de los Organismos de la región de
trabajar en forma articulada para servir mejor a las necesidades de los
Estados Miembros.
Con respecto a la
Secretaría Permanente y teniendo en cuenta mi gestión, quisiera señalar
algunas experiencias, con la esperanza de que puedan resultar de utilidad
para la consideración de posibles cambios en las orientaciones futuras que
se impriman a las actividades del SELA y para quien me suceda en esta
honrosa misión de actuar como Secretario
Permanente.
En primer lugar, deseo
referirme al tratamiento de una asimetría. Existe una asimetría
profunda, y lo señalo
muy honestamente, entre la
visión que se posee de nuestro Organismo en el seno de la región y la que
parece compartir una parte apreciable del resto del mundo. Las numerosas misiones y
participaciones en reuniones internacionales que me ha tocado llevar a
cabo, señalan que la imagen de esta Organización en el exterior es muy
positiva, teniendo en cuenta su dimensión y áreas de competencia en el
conjunto de los organismos regionales. Sus trabajos, al igual que la
participación de sus funcionarios en los distintos foros, son muy bien
recibidos y contribuyen a crear una imagen externa favorable para la
región.
Se ha señalado hasta
el cansancio que este es el único foro propiamente latinoamericano y
caribeño, y ese factor es tenido seriamente en cuenta en el exterior. Existe aquí - y me permito
plantearlo como una sugerencia- un amplio espacio para trabajar en favor
de las vinculaciones externas de América Latina y el Caribe. Por múltiples razones, entre
ellas, la situación financiera, se ha llevado a cabo por parte de la
Secretaría una política de restricción de viajes. Sin embargo, considero que es
altamente conveniente esa presencia externa.
En
múltiples foros y distintos países y regiones, la imagen del SELA es, en
parte, la imagen de América Latina y el Caribe, más allá del ámbito de las
relaciones bilaterales que cada Estado-nación establece con sus
contrapartes en el mundo. El
SELA ha trascendido el ámbito diplomático, estableciendo vínculos con los
operadores financieros y empresariales, con los centros de investigación,
con diversos sectores sociales, con los actores de la cooperación externa
de diferentes países y mecanismos regionales y subregionales. Nuestros documentos, los libros, y
la web son muy apreciados, ya que se registra una clara insuficiencia en
la cantidad y temática de la documentación sobre temas económicos de
América Latina y el Caribe accesible desde el
exterior.
Como
instrumentos, reitero entonces la importancia de las publicaciones y de la
Web Site. Esta última ha
tenido un gran éxito. En
muchas partes del mundo nos han expresado que mediante la web han logrado
obtener excelente información sobre nuestra región. En consecuencia, la actividad de
funcionarios, los documentos y la web permiten optimizar la presencia
externa de la región en el ámbito de nuestra
competencia.
Otro
elemento que pongo a consideración de ustedes es, a mi juicio, la
ineludible necesidad que tenemos de ampliar nuestros horizontes. Si se observa el plexo de las
relaciones externas de la región, quedan claramente establecidos cuáles
son los flujos principales que se han dado históricamente, orientados
hacia la Unión Europea y América del Norte. No obstante, como decía el
escritor Ciro Alegría, "el mundo es ancho y ajeno". Cuando nos referimos a
la necesidad de diversificar nuestros vínculos teniendo en cuenta el
proceso de globalización, tendríamos que reconocer que, con la excepción
de ciertos casos, gran parte del mundo continúa siendo -en lo esencial y
en importante medida- ancho y ajeno.
Es
cierto que se mantienen relaciones diplomáticas con casi todos los países,
pero no hemos explorado en profundidad las posibilidades económicas que
representan Asia del Pacífico y Asia del Sur, parte de Africa y de Medio
Oriente. Estimo que en los
años por venir, el ejercicio sistemático que cubra las vertientes
política, cultural y económica- entender a otras sociedades, para poder
establecer con ellas fructíferas relaciones económicas- adquirirá un mayor
peso para nuestra región. En
ese contexto, el SELA puede constituir un instrumento muy adecuado de
apoyo y de avanzada. Ese
papel se ha cumplido parcialmente durante estos años, al lograr el SELA
incrementar y diversificar los vínculos de la región con Asia del
Pacífico, habiéndose iniciado, en grado menor, una tarea equivalente con
Africa del Sur.
Un
tercer ámbito importante, que desearía dejar señalado, corresponde a la
dimensión cultural de la integración y del proceso globalizador. Se ha
afirmado muchas veces -y quien les habla, tal vez los ha cansado con ello-
que el proceso de globalización no puede ser limitado solamente a su
dimensión económica; que esa percepción puede conducir a cometer graves
errores en el diagnóstico y la acción, al obviar las dimensiones
ecológica, política social, y cultural.
En
ese sentido, deseo agradecer profundamente el apoyo que los Estados
Miembros han dado a los primeros pasos que realizáramos en este
campo. Comenzamos una tarea
muy modesta el año pasado, con un taller regional sobre los problemas de
la identidad cultural bajo el proceso de globalización y regionalización y
sobre las industrias culturales en la región. Su primer resultado fue un
libro, cuyo éxito nos ha sorprendido. La dimensión cultural recién
comienza a ser percibida, tanto en su importancia económica como en su
capacidad de contribuir, de manera no siempre positiva, al proceso de
globalización. y a la modificación de las identidades nacionales en las
distintas regiones.
No
es casualidad entonces, que se celebrara pocas semanas atrás, en
Florencia, una reunión sobre "Cultura y Desarrollo" en la cual tuve la
oportunidad de participar, organizada por el Banco Mundial y el gobierno
de Italia. Contó con mil
participantes de todo el mundo, concurriendo ministros y viceministros. El
Presidente del Banco Mundial señaló claramente en esa ocasión que no se
podrá alcanzar el desarrollo,
si no se cuenta con una matriz y una afirmación de los factores
culturales, ya que éstos constituyen un elemento fundamental para su
concreción.
Aquí
se presenta otra área de actividad en la cual me parece necesario actuar,
conjuntamente con la UNESCO, el Convenio Andrés Bello y otras
instituciones nacionales, regionales e internacionales. En ese marco, surge claramente la
importancia de la "Cultura de la integración". Como es de su conocimiento, en las
reuniones de los ministros de Cultura y de los organismos subregionales así
como en los acuerdos de integración,
está presente el tema cultural. Debe reconocerse, no obstante, que
es poco lo que se está haciendo en la práctica para avanzar en ese ámbito,
que nos va a permitir obtener legitimidad, sustento y viabilidad a los
acuerdos que estamos alcanzando en el campo comercial y
financiero.
Un cuarto elemento que deseo sugerir -ante la creciente incertidumbre y complejidad, y alta dinámica de cambio- es la necesidad que existe de auscultar las tendencias de evolución futuras sabiendo que nadie tiene la esfera de cristal en su poder. No obstante, mediante la aplicación de diversas técnicas puede contarse con algunos criterios-guía de previsión ante la configuración de futuros escenarios. Creo que existe en este campo un enorme espacio para la reflexión anticipatoria, en el cual el SELA puede actuar conjuntamente con otras instituciones.
Desearía
realizar algunos comentarios breves con respecto a la Agenda de Trabajo
para el año 2000 y sobre algunos factores, que pueden contribuir a
fortalecer el peso y la viabilidad futura del Organismo. Con respecto al Programa de
Trabajo, todos estamos conscientes que estamos al inicio de una nueva
ronda de negociaciones en el seno de la OMC de fundamental importancia
para nuestros países: la
denominada "Ronda del Milenio", altamente compleja y que exigirá un gran
esfuerzo de preparación. El SELA puede y debe contribuir en puntos
sustantivos de la Agenda con las tareas de preparación que realicen los
Estados Miembros. De igual
manera, la continuación de las negociaciones hemisféricas en el ALCA, que
también se hallan en puntos de definición, requieren en términos de su
evolución futura continuar los trabajos de análisis y evaluación que
realizara la Secretaría Permanente durante los últimos
años.
A
estos dos temas fundamentales me permito agregar el de las acciones que la
Secretaría Permanente lleva a cabo para vincular mas estrechamente a los
diferentes países y esquemas subregionales entre sí. En ese marco, deseo destacar que
así como fue muy importante la realización del proyecto Caribe-MERCOSUR
hace un par de años atrás, se halla ya en un avanzado estado de ejecución
un estudio destinado a incrementar los vínculos comerciales y financieros
entre Argentina y MERCOSUR con Cuba.
Esta línea de trabajo, junto al análisis y búsqueda de las vías más
accesibles para avanzar hacia la concertación de las políticas
macroeconómicas en el plano regional y subregional, adquieren cada vez más
relieve y urgencia en el contexto actual de la integración
regional.
Con referencia a la globalización, teniendo en cuenta
los profundos cambios que se están produciendo y los
mandatos del Consejo en el sistema
internacional, parece necesario realizar una nueva serie de talleres y
debates en la región, como los efectuados hace dos atrás, para preparar el
Informe sobre la Inserción de América Latina y el Caribe. Estimo que sería muy útil
continuar ese tipo de ejercicios, teniendo como guía la necesidad de
elaborar una agenda distinta.
Necesitamos evaluar cuáles fueron los resultados para América
Latina y el Caribe de estos últimos diez años, a partir de la aplicación
de un modelo de economía neoclásica.
Al filo de la nueva centuria es válido y necesario interrogarse
sobre los costos y beneficios, sobre qué resulta necesario modificar en
ese modelo, qué factores nuevos requieren confirmar algunos aspectos y
transformar decididamente otros en pos de la configuración de una nueva
agenda de desarrollo y de inserción internacional para los próximos
años.
Mi último comentario
se centra en el funcionamiento y los problemas que la Secretaría
Permanente debió enfrentar a lo largo de este cuatrienio. Durante los últimos cuatro años,
el Sistema Económico Latinoamericano ha atravesado un amplio proceso de
reforma, reestructuración y modernización. Este proceso se profundizó a
partir de la destrucción de la sede de la Secretaría Permanente por un
incendio en febrero de 1998 y de la difícil situación financiera que la ha
afectado desde largo tiempo atrás, pero que adquirió una dimensión
particularmente relevante a partir de esa fecha. El nuevo desarrollo
institucional ha significado una severa disminución del presupuesto del
organismo e implicó una importante reducción de personal, tanto local como
internacional, cuya implementación ha sido gradualmente aplicada en 1998 y
1999.
Este prolongado
proceso, que demandó una ardua y positiva tarea por parte de las
representaciones de los países miembros en Caracas y de la Secretaría
Permanente durante 1998 y los primeros meses de 1999, se vio reflejado en
las decisiones adoptadas durante la VI Reunión Extraordinaria (Caracas,
Mayo 1998), la XXIV Reunión Ordinaria (La Habana, Diciembre 1998) y la VII
Reunión Extraordinaria (Caracas, Marzo 1999) del Consejo Latinoamericano
del SELA.
Como
producto de esos trabajos, no sólo se puso en práctica la reestructuración
del SELA, sino que también se llegó a un acuerdo sin precedentes para el
pago de las deudas de los países miembros con la Secretaría Permanente,
contenido en la Decisión 414.
Como señala el informe elaborado por esta Secretaría sobre ese
tema, es necesario destacar
el muy significativo esfuerzo realizado por un gran número de países
miembros por honrar no sólo los pagos comprometidos para este año, sino
incluso, en algunos casos, por adelantar gran parte o la totalidad de las
deudas pendientes pese a las difíciles situaciones económicas que
enfrentaban. Reciban todos
esos países nuestro profundo agradecimiento. Lamentablemente, existe todavía un
relativamente reducido grupo de países que no han cumplido los compromisos
de pago asumidos en dicha decisión del Consejo Latinoamericano. La magnitud financiera de las
cuotas pendientes por parte de algunos de ellos pone en serio riesgo no
sólo la capacidad de la Secretaría Permanente de llevar a cabo los
programas de trabajo encomendados por el Consejo Latinoamericano, sino lo
que es más grave aún, la viabilidad misma del Organismo. En consecuencia, me permito poner
énfasis en la necesidad de que durante la presente Reunión Ordinaria del
Consejo, este tema sea objeto de particular consideración. Es necesario que haya
pronunciamientos sobre el cumplimiento de los compromisos adquiridos que
permitan compatibilizar el apoyo político puesto claramente de manifiesto
por la gran mayoría de los Estados que integran el SELA, durante los
últimos dos años, con una peligrosa situación de incertidumbre financiera.
Sin
embargo, también debe señalarse que la situación señalada no ha impedido
que el organismo avance -poniendo en ello su personal un enorme empeño- en
la consecución de los objetivos estratégicos establecidos en su Convenio
de creación, adaptados y actualizados por los Estados Miembros en el
proceso de reforma llevado a cabo.
Durante
el pasado cuatrienio, la Secretaría Permanente se ha esforzado por dar
eficiente cumplimiento a los numerosos mandatos aprobados por el Consejo
Latinoamericano. En esta
tarea, la Secretaría ha desarrollado sus funciones con una dotación de
personal cada vez más reducida y con recursos presupuestarios muy
limitados. Esta limitación de
recursos fue parcialmente salvada mediante un ejercicio continuo y
sistemático de captación de recursos externos de cooperación. Durante la gestión 1996-1999 fue
obtenido un monto de US$ 2.729.000
[1]
y este hubiera bordeado los cuatro millones de dólares de no haber tenido
que interrumpirlo por casi un año, como consecuencia de las tareas de
reactivación posteriores al incendio. Es importante destacar que sin los
significativos aportes de todas estas instituciones: AECI, BID, INTAL, UE,
MOF-Japón, Fondo Fiduciario Pérez Guerrero y Fondo OPEP, la Secretaría
Permanente del SELA no hubiera podido desarrollar un alto porcentaje de
las actividades de sus programas de trabajo durante estos años. De igual manera, eso explica por
qué la Secretaría Permanente debió adoptar criterios más flexibles e
innovadores en la búsqueda de perfiles de cooperación que se adaptaran a
los lineamientos centrales de los programas de trabajo. En ese contexto, agradezco
en nombre de todo el personal de la Secretaría que nuestro desempeño a lo largo de todo el
período haya sido evaluado en forma detallada y muy favorablemente en las
sucesivas reuniones ordinarias anuales del Consejo Latinoamericano.
Señoras
y Señores Delegados:
Se va a realizar la elección de un nuevo Secretario Permanente y creo que es clara la voluntad política de todos ustedes de lograr que el nuevo plantel directivo de la Secretaría, que tiene ante sí la difícil misión de apoyar a los Estados Miembros a superar con éxito los desafíos de una nueva década y de una nueva centuria, asuma en las mejores condiciones posibles. Por ello, reitero nuestro agradecimiento por el enorme esfuerzo que han hecho y me permito solicitarles que las definiciones de carácter económico que alcance esta reunión del Consejo Latinoamericano del SELA reafirmen, en la práctica, esa voluntad de apoyo político. En ese contexto, deseo expresar mi especial agradecimiento al Gobierno de Venezuela, que desde la asunción de sus nuevas autoridades, ha expresado, por la vía del Señor Canciller y Vicecanciller, su total apoyo al SELA.
Señoras
y Señores Delegados:
Tenemos
ante nosotros una larga jornada de trabajo, pero me pareció oportuno
transmitirles, con honestidad y respeto, parte de las experiencias de
quien ha estado trabajando conjuntamente con ustedes cuatro años y que por
haber actuado antes en la institución, tiene ya grabado en su espíritu el
ideario del SELA.
Muchas
gracias.
[1]
Corresponden US$ 1.400.000 al Convenio AECI-SELA; US$ 623.000 al Programa
de Cooperación BID/SELA y BID-INTAL/SELA; US$ 300.000 a la Cooperación
MOF-IFMP(Japón)/BID/SELA; US$ 250.000 al Fondo OPEP y al Fondo Fiduciario
Pérez Guerrero y US$ 156.000 al Programa de Cooperación
UE/SELA.
http://www.sela.org
sela@sela.org
SELA,
Secretaría Permanente
Av Francisco de Miranda, Torre Europa, Piso 4,
Urb. Campo Alegre,
Caracas 1060- Venezuela
Tlf: (58) (212)
955.71.11 Fax: (58) (212) 951.52.92